¿Qué te está diciendo el cuerpo de tu hijo? El resfrío infantil desde la Biodescodificación
- Catalina Hornig
- hace 12 minutos
- 2 Min. de lectura
Más allá de los estornudos y la congestión, el resfrío en los niños podría estar revelando una necesidad emocional no expresada.
Desde la mirada de la Biodescodificación, cada síntoma habla: separación, tensión familiar o deseo de atención pueden estar detrás.
El resfrío infantil es una de las afecciones más comunes durante la infancia. Desde la mirada médica tradicional, se trata de una infección viral que afecta las vías respiratorias, provocando síntomas como estornudos, congestión nasal y malestar general. Sin embargo, la Biodescodificación ofrece una perspectiva alternativa que busca el origen emocional o simbólico de las enfermedades, considerando que el cuerpo expresa, a través de síntomas, conflictos no resueltos.

En este enfoque, el resfrío en los niños puede interpretarse como una necesidad de atención, protección o cercanía emocional. El niño podría estar atravesando un conflicto de separación, ya sea real o simbólico, como el inicio del jardín infantil, el regreso de la madre al trabajo o incluso una discusión en el entorno familiar. El cuerpo del niño “reacciona” como si quisiera detener el tiempo y forzar un descanso, tanto para sí mismo como para su entorno, generando un espacio donde el afecto y el cuidado se vuelven más presentes.
“El cuerpo del niño “reacciona” como si quisiera detener el tiempo y forzar un descanso, tanto para sí mismo como para su entorno”...
La nariz tapada o con mucosidad simboliza, en Biodescodificación, la dificultad para aceptar algo que se “huele” en el ambiente familiar, algo que “no se soporta” o que incomoda. El estornudo, por su parte, puede representar el intento del cuerpo por expulsar simbólicamente aquello que resulta molesto o amenazante emocionalmente. En el caso de los niños, estos malestares no necesariamente se originan en conflictos propios, sino que pueden estar absorbiendo tensiones emocionales de los adultos cercanos.
Para acompañar a un niño con resfrío desde esta mirada, es fundamental no solo tratar los síntomas físicos, sino también observar el contexto.
Además tener siempre en cuenta que es una terapia complementaria, que no reemplaza ningún tratamiento médico y que los niños siempre deber ser acompañados por sus padres.
Comprender el cuerpo como un puente entre lo físico y lo emocional nos invita a escuchar más allá de los síntomas. Cuando un niño se resfría, también nos está mostrando su sensibilidad, su necesidad de conexión y su forma única de adaptarse al entorno. Mirar con amor, validar sus emociones y acompañar sin juicio puede convertirse en el mejor remedio, no solo para el cuerpo, sino también para el alma.

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